viernes, 29 de marzo de 2013

Nuevo número de LPE.

Salut! Hacía tiempo que no me pasaba, pero por fin hemos dado VACACIONES  ^_^.
La Fundació Jordi Sierra i Fabra ya ha colgado en la web de La Página Escrita el nuevo número de la revista, donde me han vuelto a destacar en relatos como primer finalista, por El olor a lluvia o petricor :D 
En unos días os contaré más.

También deciros que la corrección de La llamada de la medianoche (finalista del JSiF' 13) está realmente avanzada. ¡Pronto os diré más cosas!

Nos leemos ^^

sábado, 2 de marzo de 2013

Próximamente, relato.

¡Hola a todos! No me paso mucho últimamente porque los exámenes me están matando u.u Quiero ser devuelto a la vida e.e Aprovecho para deciros que, por fin, después de 5 meses, ¡he recibido la carta de Laura Gallego! Sí, sí; sigo sin creérmelo :D Aparte de responder las preguntas que le hice, entre otras cosas, me felicitó por haber quedado 7º finalista en el JSiF' 13 ^_^ Y también me ha deseado suerte con la selectividad este año ^^"

Bueno, a lo que iba. Dentro de poco colgaré un relato con el que quedé en la lista de seleccionados del nº 2 de la revista online La Página Escrita, de la Fundació Jordi Sierra i Fabra :D De momento, os dejo aquí un adelanto.

Título: Carta a un desconocido
Fecha: Octubre de 2012
Relato protegido ©


Descendí el ritmo mientras daba unos últimos pasos, entre imperceptibles jadeos; empezaba a estar agotado. Las construcciones blancas y alineadas de la ciudad me rodeaban, formando perfectas y angulosas calles. 
Dejaba atrás un conocido y enorme monumento para adentrarme en una avenida ligeramente transitada por el sonido de apresurados coches.

Me acerqué a un banco de madera mientras mis auriculares seguían reproduciendo guitarras y bajos; escapar de los barrotes del lycée no había resultado fácil.

Dejé caer mi cuerpo sobre el asiento vacío al tiempo que un arce agitaba levemente sus ramas y la persiana de una boulangerie cercana se abría. Una hoja ardiente se dejó ver delante de mis ojos durante unos instantes, para después entorpecer el sueño de un charco entre miles de ondas.

Aparté los cascos de mis oídos y los dejé reposar sobre el pecho. Con un suspiro, saqué un lápiz de mi bolsillo y acerqué el grafito a la página en blanco de la libreta que llevaba conmigo.